¿Qué ocurre en el caso de un niño/a que nace con una MCG?
El bebé nace sin problemas clínicos, ya que hasta el momento del parto es su madre la que se encarga de metabolizar las proteínas y ella lo hace bien, aunque sea portadora de una información errónea. Cuando el bebé comienza a alimentarse, las proteínas de la leche se degradan y liberan todos los aminoácidos, algunos de los cuales no se degradan bien, debido al defecto enzimático y los ácidos 3-metilcrotónico y 3-hidroxiisovalérico, así como también el amonio y el lactato comienzan a acumularse. El ácido 3-metilcrotónico se conjuga con la glicina y se elimina en orina en forma de metilcrotonilglicina.
La presentación clínica de la MCG tiene un espectro muy amplio, que va desde muchos casos asintomáticos diagnosticados debido al cribado neonatal expandido, hasta variantes neonatales muy graves, con encefalopatía necrotizante (destrucción grave del tejido cerebral) de evolución fatal. La presentación más habitual es similar a un síndrome de Reye, fallo hepático agudo (alteración súbita de todas las funciones del hígado) con elevación de transaminasas, hipoglucemia (descenso de la glucosa en sangre), hiperamonemia, acidosis metabólica e incluso infiltración grasa del hígado. No obstante, no existe relación entre el grado de deficiencia enzimática o la severidad de las mutaciones y la presentación clínica, lo que hace suponer que existen otros factores celulares o metabólicos que determinan la forma de presentación y los síntomas de cada paciente.