Aulas de danza para personas especiales
La danzaterapia es un método psicoterapéutico en el que mente, cuerpo y alma forman una unidad psicofísica e interactúan constantemente unas con otras. El movimiento y la postura influyen en el pensamiento y los sentimientos.
La profesora de danza Mónica Silva nos explica en este artículo su experiencia impartiendo clases a personas con deficiencias físicas y psíquicas y sus acompañantes, y cómo esta actividad influye muy positivamente en el estado físico y emocional de sus alumnos.
"La Danza es el único arte en el cual nosotros mismos somos el material del que ella está hecha". Ted Shawn |
Prof. Mónica Silva
Para mí la danza puede ser considerada tanto una modalidad deportiva como una forma de arte, pues ella exige el esfuerzo y la dedicación propia del deporte, pero también la elegancia, la magia y el misterio de la creación artística.
Factores asociados a la danza, tales como la expresión, el gesto, el movimiento, la música, la convivencia y el desarrollo de la creatividad contribuyen a una mejora del bienestar del ser humano, en general.
El movimiento corporal puede dar lugar a cambios psicológicos, promoviendo la salud y el desarrollo personal.
Actualmente doy clases de danza para personas con deficiencia y sus respectivos acompañantes (familiares, padres o madres) y considero que esta modalidad permite, simultáneamente, desarrollar las capacidades motoras, mejorar el estado de salud físico y psíquico, crear momentos de convivencia, obtener formas/momentos de diversión, mejorar la autoestima y estimular los sentidos a través de la música.
Proporciona también un abordaje diferente en la relación entre los familiares y los alumnos.
Las aulas se dividen en partes diferentes. Se inician con un calentamiento seguido de movimientos diversos entre el alumno y su acompañante, desplazado por el espacio en diferentes ritmos y velocidades, explorando actividades y posiciones individuales, en parejas y en grupos.
El trabajo se desarrolla en las sillas de ruedas y también fuera de ellas, en una colchoneta, realizando ejercicios de desarrollo de fuerza y flexibilidad tales como apoyos, desplazamientos y abdominales, entre otros. Se han explorado ritmos variados: latinos, africanos, electrónicos, de los años 50, 60 y 70.
Los materiales utilizados varían entre las bolas de esponja de diferentes tamaños, las fitball (pelotas de ejercicios), "churros" de natación, cuerdas, conos y cintas.
A veces las aulas son temáticas abordando temas específicos como los sombreros, cintas de Navidad, globos o ropas de distintos colores.
También forma parte de estas aulas la relajación, en forma de estiramientos y masajes, proporcionando momentos de calma y tranquilidad.
Estas aulas tienen, además, como objetivo presentar coreografías en público, por lo que se ensaya una serie de ejercicios para formar una coreografía, a lo largo de las aulas.
Esta experiencia desde un principio me cautivó, me despertó para una nueva realidad y para innumerables formas de trabajar la danza. Todas las aulas son un descubrimiento de nuevas formas de movimiento y de autoconocimiento. El estado de espíritu general del grupo es de diversión y de alegría.
Considero que el resultado de estas aulas ha sido bastante positivo y observo la asiduidad, el entusiasmo, el empeño, el esfuerzo y la motivación en los alumnos y en sus respectivos familiares, creándose así un ambiente extraordinario.
La idea de trabajar el movimiento con personas con deficiencia me permite desarrollar la imaginación, creando nuevas formas de movimiento, de fusión entre los cuerpos y las sillas de ruedas y adaptando diferentes materiales.
¡Es fantástico y motivante! Estas aulas han cambiado mi visión de la deficiencia, pues hay un mundo de movimientos, pasos, vueltas, saltos, gestos, toques, expresiones, emociones, figuras a explorar, nuevos lenguajes…
La danza es una tela donde cada uno puede pintar su color, ¡sin prejuicios!
"Los bailarines son los poetas del gesto". (George Balanchine) |
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