Higiene bucal en las enfermedades metabólicas
El cuidado de la salud oral es importante y sobre todo en niños con algún tipo de limitación (física, mental, conductual…).
La buena salud dental optimiza las posibilidades de una alimentación más adecuada, favorece el lenguaje y mejora el aspecto físico del paciente.
Para ello son más importantes las medidas preventivas que curativas.
¿Cuáles son los problemas más frecuentes?
Los problemas más frecuentes que se encuentran en pacientes con problemas neurológicos son:
1.- Maloclusión: Los niños presentan a menudo mordida abierta, que les limita para cortar los alimentos; paladar estrecho y ojival con dientes maxilares que sobresalen predispuestos a fractura por traumatismos; presentan también apiñamientos. La maloclusión se relaciona con las alteraciones del tono basal muscular de la región orofacial. Asímismo en muchos de ellos existe falta de coordinación neuromuscular en los movimientos de masticación y deglución, ocasionando dificultad en la alimentación.
2.- Caries: Relacionado con la falta de higiene que favorece el crecimiento de las bacterias y con la permanencia de alimentos por más tiempo en la boca antes de tragarlos. Las dietas de consistencia blanda (que a menudo requieren estos pacientes) y ricas en azúcares también favorecen estas caries. La falta de destreza manual de los pacientes interfiere con la normal limpieza bucal por lo que es necesario la ayuda de los padres o cuidadores o la adaptación de los utensilios de limpieza para facilitarles la tarea (cepillos con mango largo, sujetadores de hilo dental, arcos dentales…). Por otro lado, algunos de los fármacos que pueden recibir, interfieren con la normal producción de saliva y su función de “autolimpieza”.
3. Gingivitis (inflamación de las encías): Guarda relación con la presencia de bacterias en la boca y ésta con el grado de higiene oral. Los síntomas son aumento de tamaño de la encia, dolor, sangrado fácil, mal aliento. La gingivitis puede evolucionar a “periodontitis”, enfermedad más grave en la que se destruyen los tejidos de soporte y sin tratamiento puede implicar la pérdida del diente. La presencia crónica de placa y la ausencia de masticación facilita la formación del “sarro dental”, muy común en los pacientes alimentados por botón gástrico. En la gingivitis y periodontitis es común la halitosis (mal aliento).
4.- Bruxismo (rechinar de dientes): Se presenta en los pacientes con problemas neurológicos. Esa fricción conduce a un desgaste de los dientes y requiere placas de relajación que disminuya la presión sobre los mismos, lo cual no siempre es posible llevarlo a cabo, sobre todo en relación con el grado de deterioro neurológico.
La salud oral del paciente discapacitado guarda íntima relación con el grado de motivación en cuidados orales por parte de la familia y/o cuidadores.
¿Cómo podemos intervenir?
1.- Evitar alimentos ricos en azúcares, fuera de las horas de comidas.
2.- Evitar utilizar cubiertos que hayan sido introducidos en la boca de otras personas, ya que las bacterias pasan de una boca a la otra.
3.- Acudir al odontólogo, en etapas tempranas para prevenir y para detectar de forma temprana de cualquier problema.
4.- Aplicar una correcta higiene bucal diaria completada y supervisada por los padres/cuidadores.
Es ideal intentar administrar al paciente los útiles de limpieza adaptados para que pueda realizar de forma autónoma su higiene bucal. Con esto no sólo se busca independencia, si no también fortalecer su autoestima.
Pero con mucha frecuencia se debe acudir a padres/cuidadores para que la completen.
5.- Es conveniente utilizar complementos de la higiene oral, es más adecuado recurrir a enjuagues con flúor o antisépticos para humedecer el cepillo, que pasta dentífrica, que puede resultar molesta para el paciente, por la espuma o por el sabor, ya que, además algunos niños no siempre son capaces de enjuagarse adecuadamente. El flúor aumenta la resistencia del diente a las caries y el antiséptico disminuye la cantidad de bacterias en la boca.
¿Cómo debe el niño lavarse los dientes?
Se debe cepillar tanto la superficie cercana a la encía haciendo movimientos circulares, la superficie dental mediante movimientos de arriba-abajo (por la cara interior y exterior de los dientes) y luego la superficie de los dientes (la masticatoria).
Resulta útil colocarse detrás del paciente cuando se encuentra en silla de ruedas (apoyamos su cabeza contra nuestro cuerpo o la propia silla), o bien sentado en el suelo (sujetando la cabeza contra nuestras rodillas o bien rodeándolo con las piernas si no coopera), acostado en una cama (con la cabeza en nuestro regazo),... en ocasiones se requiere la ayuda de una tercera persona.
Para los niños que no colaboran existen utensilios (taco de silicona y otros materiales no molestos) que mantienen la boca abierta para facilitar todo el proceso.
En niños que quieren colaborar y queremos adaptarles los útiles podríamos sujetar el cepillo a su mano, modificar el mango del cepillo (por ejemplo doblándolo si así lo coge mejor), utilizar prolongaciones de los mangos (lo largo que fueran necesarias dependiendo de sus limitaciones de movimiento),…
Es importante también el uso del hilo dental, lo que es más fácil con el uso de sujetadores de hilo y arcos dentales. Idealmente, se deben pasar cada noche después de la cena para que el niño duerma con la boca limpia.
Documentos
Dr. Abel Cahuana y Dra. Mercedes Serrano. Servicios de Odontología y Neurología Pediátrica, Hospital Sant Joan de Déu, Barcelona.
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