Los cuidados del cuidador
Un cuidador es una persona que aporta ayuda a la vida cotidiana de una persona dependiente. Los cuidadores son la garantía de la calidad de vida de las personas dependientes. Ellos trabajan los más cerca posible de la persona, lo que resulta a menudo físicamente agotador, pero también viven una intimidad muy cargada emocionalmente.
Funciones del cuidador son muchas y muy variadas, algunas resultan más sencillas que otras, ya sea desde el punto de vista físico (bañar a la persona cuidada, transportarlo…) o bien desde el punto de vista emocional.
Los cuidadores también tienen unas necesidades que deben ser reconocidas (Wilson Astudillo y Carmen Mendinueta):
La persona que cuida debería tener información adecuada sobre la enfermedad que padece la persona cuidada y su posible evolución.
- Requiere una orientación sobre cómo afrontar las carencias progresivas y las posibles crisis que puede tener la enfermedad.
- Si es necesario, se le debe ayudar, a organizarse el tiempo y las pausas.
- El cuidador debe poder utilizar los recursos disponibles: refuerzos físicos de otras personas, disponibilidad de tiempo y deseos de compartir los cuidados que tienen otros miembros de la familia.
- Debe saber cómo obtener ayuda (amigos, asociaciones de voluntarios, asociaciones de pacientes, servicios de bienestar social…)
- Una necesidad más es la de mantener, en la medida de lo posible, sus actividades habituales.
El cuidador debe tener como prioridad cuidarse.
¿Qué es el burn-out?
El fenómeno burn-out es el agotamiento del cuidador.
Se trata de un estado de fatiga o de frustración. Se produce por el hecho de consagrarse, dedicarse de forma intensa, a una causa, a una manera de vivir o una relación que no aporta, por la situación misma del paciente o las características dela enfermedad, la recompensa que desearíamos.
Esto puede llevar a perder el sentido profundo de lo que estamos haciendo y acabar influyendo en la motivación esencial que mantiene al cuidador en su compromiso. (Freudenbergen y Pines)
El agotamiento del cuidador es, además, la respuesta a un estrés emocional crónico que tiene tres componentes:
- Agotamiento físico y/o emocional.
- Disminución de la “productividad” en el trabajo y sus tareas.
- Despersonalización, disminución o pérdida de las relaciones personales con otros. (B Perlman y E Hartman).
Además, el burnt-out o agotamiento, puede llevar a caer en el falso sentimiento de la persona cuidadora de no ser bueno para nada (C Maslach y SJ Jackson).
El riesgo de que aparezca el agotamiento viene dado porque los cuidadores son los que conocen mejor al paciente, los lazos creados por años de afecto son a la vez un refuerzo para él, pero también una fuente de angustia y de dolor.
Por otro lado, es frecuente que los cuidadores no tengan un espacio donde compartir sus emociones y darles importancia.
Hay ciertos factores desencadenantes del desgaste del cuidador, como la sobrecarga de tareas, los horarios excesivos, la ausencia de una red personal de soporte como recurso, las relaciones laborales o familiares, el reconocimiento de los demás, la ambigüedad de roles y los conflictos que esto provoca. Otro factor desencadenante o acelerante del agotamiento del cuidador es la gravedad de la enfermedad de la persona cuidada.
Síntomas y signos de alerta que se deben tener en cuenta en el cuidador
- Cansancio, agotamiento físico y psíquico, insomnio.
- Problemas físicos (somatización): palpitaciones, temblor, molestias gástricas, dolor de espalda, dolor de cabeza…
- Pérdida de interés por las aficiones habituales.
- Cambios bruscos de humor, susceptibilidad, irritabilidad, agresividad.
- Problemas para concentrarse.
- Aislamiento social.
- Consumo excesivo de alcohol, cafeína, o pastillas para dormir.
¿Qué pasa si no atendemos el agotamiento?
El agotamiento que no es adecuadamente atendido tiene el riesgo de llegar a repercutir en un automaltrato. El cuidador se maltrata a si mismo porque no quiere reconocer su agotamiento y la necesidad de ser ayudado él mismo.
Se arriesga además a tratar mal a su entorno mediante la agresión verbal o por negligencia, llegando incluso todo esto a influir de forma negativa en el cuidado de la persona de la que se ocupa, en los casos más extremos. Elisabeth Zucman 2007.
¿Podemos prevenir el agotamiento?
Hay algunas medidas que nos pueden ayudar a prevenirlo:
- Es fundamental cuidar la propia salud: comer sano y con un horario respetado, hacer ejercicio y despejar la mente (pasear por la naturaleza, yoga, meditación, relajación, deporte…).
- Descansar; respetar las pausas de reposo, dormir suficiente.
- Evitar el aislamiento: familiares, amistades, asociaciones… mantener un entorno personal que nos apoye.
- Mantener las aficiones habituales.
- Desconfiar de las sustancias estimulantes o relajantes: alcohol, tabaco, psicotropos.
- Tener muy presente el sentido del humor.
Actividades que ayuden a cuidarnos
- Ejercicios respiratorios y de relajación: Ser consciente de la propia respiración. Realizar 4-8 respiraciones profundas, abdominales, con la mano colocada sobre el abdomen. Soltar el aire lentamente…Intentando ser conscientes y concentrarnos sólo en esta maniobra, inspirar…espirar…
- Realizar meditación: Ofrecemos un pequeño vídeo que puede resultar de utilidad:
- Estiramientos musculares globales de la columna vertebral, de la zona cervical, de la zona lumbar.
- Visualizaciones: Se trata de imaginarse situaciones que nos resulten relajantes. Hay muchas diferentes. Por ejemplo, relajados, sentado o tumbados, en un ambiente tranquilo, de casi silencio o con música relajante, pensar que nuestro cuerpo es todo de cristal, transparente y visualizar cómo poco a poco se va llenando de pintura de color azul, los dedos de los pies, el pie, el tobillo…todo muy lentamente.
- Automasajes: Realizados por la nuca, el cuero cabelludo. También se puede utilizar la reflexoterapia (masajes en pies y manos)
- Baños calientes con aromaterapia
- Escuchar música
Conclusiones
El autocuidado del cuidador es básico para el bienestar personal y para poder ofrecer una mejor atención a la persona dependiente. La detección y prevención del agotamiento ha de ser un objetivo prioritario tanto a nivel individual como institucional, para evitar el sufrimiento del cuidador y, en casos extremos, que repercuta en la persona cuidada.
Con pequeños cambios de actitud, de mirada hacia la persona cuidada y de organización, se pueden producir grandes beneficios en la relación de ayuda.
Este artículo está basado en un recurso de la RedSocial APTIC. También recomendamos consultar la segunda parte de este consejo, Los cuidadores de niños con ECM, cuidarse para cuidar.
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