Sugerencias para facilitar la alimentación de niños con ECM con tratamiento dietético
Mei Garcia es la madre de Mar, diagnosticada de Citrulinemia, un trastorno del Ciclo de la Urea, hace 12 años. Mar siempre ha tenido que seguir una dieta controlada en proteínas, el tratamiento dietético que debe seguir dada su enfermedad, lo que ha hecho que Mei y su familia tengan mucha experiencia y trucos para asegurar una alimentación adecuada a Mar.
Estamos seguros que su experiencia, que puedes consultar a continuación, puede ser muy valiosa para todas las familias con un hijo que deba seguir un tratamiento dietético con restricciones.
Algunos trucos para facilitar el seguimiento de un tratamiento dietético
Cuando diagnostican un hijo o hija con un ECM con una restricción en proteínas y te explican que su dieta se basará prácticamente en fruta y verdura, suele ser muy habitual que la familia valore pasarse a la dieta vegetariana.
Esto que puede parecer normal y lógico es en realidad un error, ya que las demás personas con las que se relacionen, amigos, escuela, etc. no seguirán esta dieta. Por eso, como padres, tenemos que explicar bien al niño que tiene que hacer esta dieta y sobre todo el porqué.
Una base sólida le ayudará más adelante, cuando salga con los amigos, a tener claro que todos comemos distinto, sin que le suponga un problema.
¿Cómo podemos normalizar al máximo las comidas?
Tener en cuenta estas sugerencias puede ayudarte a normalizar al máximo las comidas con una dieta tan restringida:
- En las comidas familiares es importante que siempre haya uno o dos platos que todos podamos compartir: una ensalada, una crema de verduras, unas crudités, un plato de setas, una salsa, etc.
- Es aconsejable, en general, no mezclar la fórmula o medicación con la comida. Ambas suelen tener sabores poco agradables y al mezclarlas domina claramente su sabor frente al de la comida y los niños con ECM, generalmente mal comedores, la rechazarán.
- Jugar con los colores de los alimentos y cocinarlos y presentarlos de forma atractiva, sobre todo para los más pequeños.
- Se puede jugar también con los volúmenes. Cuando algo no le guste mucho ponerle la cantidad que debe tomar en un plato grande, así visualmente verá poco y a la inversa, cuando un alimento le guste mucho y lo tenga restringido ponerle la cantidad que pueda tomar en un plato pequeño, se verá mucho más lleno y le parecerá que come más.
- Hay pequeños a los que les cuesta muchísimo comer, y esto puede llegar a desesperar a los padres que tienen que lidiar varias veces al día con ello. Si la familia, la vecina o los amigos se ofrecen a ayudarlos a darle la comida, no lo dudéis, aceptad la ayuda. Cambiar de persona suele funcionar muy bien. El adulto está tranquilo, ya que habitualmente no hace esta labor y el niño ve una cara nueva y come mejor. La ayuda es bueno aceptarla siempre.
- Es muy duro para los padres tener que decir “no puedes comer esto” y en dietas tan restringidas hay que hacerlo constantemente. Un día pensé que tenía que cambiar esto y me llevé a mi hija, que entonces tenía unos dos años, al mercado más grande que conocía, en mi caso el de la Boquería en Barcelona, y justo en la entrada, donde están expuestas todas las frutas y verduras con sus colores maravillosos le dije” ¿ves todo esto? ¡Puedes comerlo todo!” Su cara de alegría fue el mejor regalo.
- Podemos adaptar en la medida de lo posible los platos para que podamos compartir el mismo menú, dejando siempre claro que el suyo es especial bajo en proteínas para que lo pueda comer. Con un poco de imaginación y ganas podemos hacer croquetas, tortilla de patatas, pasta, arroz y muchas cosas más.
- La dieta es especial, y las fórmulas y medicaciones hay que tomarlas, pero ello no debe impedirnos viajar, salir con los amigos o practicar deporte. Estas actividades son necesarias y beneficiosas para el conjunto de la familia y ayudarán a normalizar el día a día.
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