La inteligencia emocional, los niños y la enfermedad
El sexto Cuaderno del Observatorio FAROS se dedica de forma monográfica a la inteligencia emocional y a la importancia que ésta tiene en el desarrollo normal de los niños y mucho más en circunstancias difíciles como las situaciones de enfermedad crónica.
Para introducir el Cuaderno FAROS, Eduard Punset, conocido divulgador científico, señala que “expresar nuestras emociones lo hacemos de forma instintiva, nadie nos ha enseñado a sonreír” y que “la relación con los demás es esencial. Debemos ser capaces de entender qué conmueve, perturba o alegra a quienes tenemos al lado”, mucho más si se trata de nuestros hijos. Porque “la inteligencia, sea emocional o de cualquier otro tipo, o es social o no es inteligente”.
De ahí que Punset apunte que “quien intercambia conocimientos, sentimientos, chismorreos con otras personas va a salir ganando por fuerza y encima, la revolución tecnológica nos brinda una oportunidad de oro”.
Desde Guía metabólica queremos enfatizar este último hecho, ya que, sobre todo en enfermedades raras, la socialización a través de las nuevas tecnologías permite sentirse acompañados y compartir sentimientos y conocimientos con otras personas, incluso a millones de kilómetros, que tienen una situación similar, lo que nos hace sentir mejor.
Eduard Punset además revela los trucos para mejorar el aprendizaje de los niños, ya que “hoy sabemos, gracias a la ciencia, que entre los 4 y los 10 años hay que activar los afectos en los niños para que tengan la curiosidad intelectual necesaria. Pero, por sorprendente que parezca, esta tarea remonta incluso a los meses previos del nacimiento de nuestros hijos”.
Como dice en el mismo Cuaderno FAROS Francisco Mora, Doctor en Medicina y Neurociencia y Catadráctico de Fisiología Humana de la Universidad Complutense de Madrid, a la pregunta: ¿qué son las emociones?, podemos contestar que "La emoción es el motor que todos llevamos dentro".
Para acabar la introducción de Eduard Punset, una frase conmovedora a la par que real: "La educación debe apuntar al corazón".
Educar con inteligencia emocional en la familia
Adaptado del capítulo de Esther García Navarro, coordinadora y docente del Máster en Eduación Emocional y Bienestar de la Universitat de Barcelona.
Las relaciones interpersonales (incluyendo las familiares) son uno de los factores predictivos del bienestar emocional o de la felicidad.
A menudo emociones como el estrés, la ansiedad, el miedo, la tristeza, la depresión, la rabia, etc, están más presentes en nuestra vida de lo que nos gustaría.
Inmersos en este tipo de emociones el clima emocional que se genera no es el que nos gustaría.
Cuando tenemos una emoción desagradable el primer paso es tener consciencia de ella y aceptarla. El segundo paso es gestionar adecuadamente la emoción para poder sentirse mejor.
Los padres deben ser un referente para ayudar a desarrollar las competencias emocionales en sus hijos. Lo primero es empezar por uno mismo; los padres y las madres son los primeros que deben desarrollar su inteligencia emocional.
Tomar consciencia de nuestras emociones a través de preguntas como:
- ¿Cómo me siento?
- ¿Por qué me siento así?
- ¿Cómo estoy manifestando lo que estoy sintiendo?
- ¿Esta emoción me ayuda en el momento actual?
- ¿Qué puedo hacer para mantenerla o bien para cambiarla y sentirme mejor?
La gestión emocional: vivir con emociones positivas y bienestar emocional
Adaptado del capítulo de Esther García Navarro
En momentos de enfermedad es crucial aprender a gestionar nuestras emociones de forma que podamos prevenir emociones negativas y autogenerarnos aquéllas que son positivas. Con ello, se puede mejorar el bienestar emocional, que es sinónimo de felicidad.
Algunos de los beneficios que produce la vivencia de emociones positivas son:
- Disminución del dolor.
- Reducción de la presión sanguínea.
- Disminución de la ansiedad.
- Promoción de la calma.
- Mejora el estado de ánimo y el sentido del humor.
- Potenciación de la funciones del sistema inmunitario.
Actividades para el desarrollo de la regulación emocional.
Se proponen diversas actividades con el objetivo de gestionar emociones negativas y fomentar las emociones positivas.
- La música tiene efectos en nuestras emociones, puede contribuir a nuestro bienestar. Escoger aquélla que les genere tranquilidad, calma, paz interior para regular su estrés, ansiedad, etc. O bien piezas de música que les provoquen emociones positivas como la alegría.
- Cantar y bailar ayuda a generar bienestar.
- Jugar, compartir un rato de nuestro tiempo libre con ellos, sin llegar a crear dependencia. Jugar juntos fomenta vivir con los hijos experiencias emocionales positivas que contribuyen a nuestra relación con ellos y a su desarrollo emocional. El juego es una oportunidad óptima para reírse, fomentar el sentido del humor y las emociones positivas.
- Dar caricias y muestras de afecto. Recibir y dar caricias ayuda a sentirnos bien y a compartir emociones positivas. El amor es una de las emociones positivas que hay que fomentar, desarrollar y mantener en la relación con nuestros hijos. Es imprescindible mostrarles el amor que sentimos por ellos a partir del lenguaje corporal. Es importante dar cariño y afecto a través del tacto.
- Fomentar espacios donde mantener, con los hijos, una comunicación abierta y de confianza. Es fundamental respetar sus comentarios y opiniones con tolerancia, sin juzgarlos y respetando sus sentimientos.
Después de este pequeño resumen de lo que se puede encontrar en el magnífico monográfico sobre inteligencia emocional, os invitamos a que lo leáis al completo.
Esta información ha sido elaborada a partir de los contenidos del portal Observatorio FAROS, del Hospital Sant Joan de Déu - Barcelona.
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