Anna quiere ser castellera
Anna tiene ocho años y tiene leucinosis o la enfermedad de Jarabe de Arce, hecho que afortunamente no le impide ir a la escuela cada día. Solo algunas veces no puede ir, cuando se resfria, por ejemplo, y se descompensa.
Anna vive en una población pequeña con una gran tradición popular, los castells, torres humanas que se elevan desde el suelo muy populares en Catalunya. Algunos de sus amigos forman parte del grupo que las realiza, la colla castellera, y a Anna también le gustaría formar parte, pero teme que su enfermedad no se lo permita. O quizás si.
Este cuento, Anna quiere ser castellera, explica cómo cuando un niño o niña quiere conseguir una meta importante, como cargar un castell, aunque tenga una limitación, con mucho esfuerzo y sensatez, lo puede conseguir. También quiere destacar la labor de los padres y educadores, que evitan la sobreprotección de los niños, facilitando así su integración en la sociedad.
Un castell se parece a una vía metabólica, porque ambos necesitan que todos sus pasos funcionen perfectamente para llegar a cargarse (o formar su producto final) con éxito.
De igual forma que un castell sólo se carga con la ayuda de todos, pero sin protagonismos, las cosas importantes, como las enfermedades metabólicas, necesitan la colaboración de todos (padres, hermanos, abuelos, escuela, amigos, médicos, dietistas, bioquímicos, etc.) para lograr una buena calidad de vida de los niños que las padecen.
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