El impacto emocional de las enfermedades crónicas en la infancia y adolescencia
Las enfermedades crónicas pueden tener un impacto significativo en la calidad de vida de las personas que las padecen. Además de los problemas físicos, también pueden experimentar malestar emocional y, en algunos casos, un mayor riesgo de desarrollar síntomas de ansiedad y depresión. Esto es especialmente relevante cuando las enfermedades se presentan en las etapas vitales de mayor vulnerabilidad, como lo son la infancia y la adolescencia.
En estos casos, es crucial tener en cuenta que las reacciones emocionales ante la enfermedad son normales y esperables. Sin embargo, es esencial diferenciar entre una respuesta adaptativa y una depresión mayor.
¿Qué señales pueden indicar una depresión mayor?
Es importante prestar atención al comportamiento de niños, niñas y adolescentes para identificar posibles riesgos de depresión.
Señales de alarma ante una depresión mayor:
- Sentir tristeza y estar irritable la mayor parte del tiempo.
- Notar un vacío y un dolor profundos que no desaparecen.
- Perder el interés en actividades que antes disfrutaba.
- Sentirse abrumado por la enfermedad y no saber cómo manejarla.
- Dejar de seguir los tratamientos recomendados.
- Negarse a asistir a las citas médicas.
Monitorizar el estado de ánimo del niño, niña o adolescente con enfermedad crónica nos permitirá detectar si se trata de una respuesta esperable, ajustada y proporcional, o bien si se trata de un indicador de riesgo que requerirá un abordaje por un especialista en salud mental.
Es fundamental acompañar y detectar las señales de malestar emocional en niños, niñas y adolescentes con enfermedades crónicas para ofrecerles el soporte necesario que les permita mejorar su calidad de vida, activar sus fortalezas y fomentar su resiliencia ante el proceso de cronicidad.
Para ampliar esta información, consulta el artículo publicado en el portal SOM Salud Mental 360: Depresión en niños y adolescentes con enfermedades crónicas.
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